Síntesis Política de Imagen Política

Finanzas, Negocios /Energía

  • Admiten amparo de Telcel por megamulta
  • Se deteriora la confianza en Europa: IIF
  • Tenedores de deuda de Su Casita aceptan oferta
  • Flexibilizarán la regulación para los CKDes
  • Prospectos de colocación por 16 mil 650 mdp
  • Ahorro-inversión, círculo virtuoso: SHCP y Banxico
  • México podría tener más petróleo que EU en el mar
  • Caos en Aeroméxico por migración tecnológica
  • OHL espera vender hoteles en México

Seguridad /Justicia / Salud

  • UNAM: no a reclutamiento de alumnos
  • Objetan presea a García Luna
  • Ven corrupción en teleserie de SSP
  • Matan policías a 5 en Durango
  • Abaten a 13 en Tamaulipas
  • Operan exkaibiles en Tabasco
 

 

 

 

Gobierno / Partidos / Congreso /  Estados

  • Urge Conago nuevo fondo para desastres
  • Espera Godoy disculpa por ‘michoacanazo’
  • Parar difamación a Peña Nieto, pide Moreira
  • No declinaré, aunque me lo pida FCH: Bravo
  • Problemas en Nayarit, reconoce PRI
  • Elba Esther da plantón a Calderón
  • Narro: atender demandas sociales
  • Paraliza la sección 22 del SNTE Oaxaca
                                                                    TITULARES DEL DÍA
Financiero Desplome bursátil por temor a crisis europea
Economista La IED creció 11% en el primer trimestre
Reforma Prueban peculado a tesorero de Ruiz
Universal No me aferro a candidatura
Jornada «Soy inocente; vivo una pesadilla», dice Strauss-Kahn
Milenio Reclutamiento de policías enfrenta a Narro y Alcántara
Excélsior Narcoterror amenaza al estado: PRI
Sol de México México debe entender hartazgo e indignación de los jóvenes: Narro
Crónica UNAM rechaza que SSP reclute a universitarios
La Razón Impunidad, fuera Ejército, títulos fast track, exigen
Impacto Diario Tengo méritos para dirigir el FMI: Carstens

  • “No me aferro a candidatura”  Desde sus oficinas en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, Marcelo Ebrard mira hacia la ventana y, más que pensarse en Los Pinos, acaricia la idea de cruzar la Plaza de la Constitución y despachar en Palacio Nacional, a partir del primero de diciembre de 2012. El tramo entre un edificio y otro es corto. El jefe de gobierno del DF sonríe. A 14 meses de las elecciones presidenciales, se declara listo para competir con quien sea, primero desde su partido el PRD en la contienda interna para elegir al candidato de las izquierdas y, después, contra los opositores del PRI y el PAN. “El que nos pongan está bien”, afirma, cuando se le menciona lo alto que está en las encuestas el priísta Enrique Peña Nieto. Antes, admite que debe pasar por el proceso de elección para que surja el candidato de las izquierdas. De forma irónica Ebrard dice que no será un aferrado como otros “que todo el día y toda la noche están pensando en eso”. Pero no suelta nombres, en este lenguaje cifrado de la política mexicana. El jefe gobierno del Distrito Federal, al hablar de Andrés Manuel López Obrador, confía que su adversario político respetará los acuerdos para elegir al candidato de una encuesta, en la que el que tenga la mayor preferencia ciudadana será el abanderado de las izquierdas, en el escenario PRD, PT y Convergencia. Y defiende que el tabasqueño siempre ha honrado los compromisos que ha hecho con él. El pacto puede llegar a buen puerto con el compromiso de los dos. “Porque romper un acuerdo de esta naturaleza me parece que sería muy costoso para aquel que lo haga, o sea si yo digo, me voy a someter a una encuesta, imagínate que no me gustan (los resultados) y en diciembre digo que no, pues es la casa de la risa ¿no? O sea no voy a tener ninguna respetabilidad ni con la izquierda ni con nadie”, reflexiona. En su papel de jefe de gobierno confiesa que su preocupación de día y de noche es que la ciudad sea escenario de un sismo de gran magnitud y que la población no esté tan preparada para salir bien librada. Su mayor reto: evitar una gran inundación. “Si le preguntas al alcalde de Londres o de Nueva York y a tu servidor por qué estamos tan preocupados, porque ellos están en un litoral y esto es un lago… Tienes que sacar toda el agua de un lago en un año, además rápido para que no se te inunde toda la ciudad, eso es uno de los retos mayores que hemos trabajado este año”. Explica que por décadas no se le dio mantenimiento al drenaje profundo, pero en la actualidad cada año bajan mil hombres a las profundidades para evaluar los daños y reparar. (Universal)

 

 

Napoleón

  • Carlos Fuentes. Yo, Napoleón. En los manicomios, hay locos que se creen Napoleón. En la presidencia mexicana, hay un hombre cuerdo que se cree Winston Churchill. Aquél, Winston, se enfrentó en soledad al poder victorioso de Hitler, que se extendía de Francia a las puertas de Moscú. Este, Calderón, tiene que vérselas con pandillas de narcos corruptos y corruptibles. Churchill se defendía contra una invasión nazi que hubiese acabado con las libertades británicas e instaurado un régimen fascista, militarista, totalitario. Calderón se defiende contras bandas de narcos que sólo existen en gran medida, por las erróneas políticas del gobierno. Si cambian esas políticas, ¿se acaban los narcos? Quizás no se acaben pero podrían perder poder, dejar de ser la amenaza que Calderón les atribuye, comparable a la amenaza nazi a la que combatió Churchill. La desproporción es notoria, insultante y corregible. La marcha ciudadana exige seguridad a nivel nacional, combate a la corrupción y la impunidad y a favor de la seguridad. Es muestra de una creciente insurgencia ciudadana, harta de políticas ineficaces que el presidente compara, frisando el absurdo, con la defensa por Churchill de la democracia contra los ejércitos, los cuerpos de seguridad, los espías y delatores, los colaboracionistas, los partidos fascistas, de la Europa ocupada por Hitler. La comparación no sirve. Insulta a Churchill. Engrandece a los criminales. No ofrece salidas, nos condena a la repetición de lo inútil: más de lo mismo, victorias parciales del gobierno y victoria plena del crimen, que se renueva y fortalece sin plazo mientras las instituciones oficiales mudan y caducan. ¿Hay esperanza? Las venideras elecciones nacionales, en 2012, la dan. Pero sólo si las ganan personas capaces de identificarse con la ciudadanía y sus exigencias. ¿Tiene el PRI candidatos capaces de hacerlo? ¿Los tiene el PAN? ¿Alguien confía en el regreso del tricolor con su cauda de viejos pecados, redimibles algunos, irredimibles otros, seducibles todos por el ejercicio del poder? ¿Goza de confianza el partido en el trono, el PAN; después de casi doce años de ejercicio? No critico. No adelanto. Pregunto. ¿Y puede llegar a la presidencia una izquierda hoy dividida, por no decir fragmentada? ¿Puede ganar una izquierda minoritaria, dogmática, con más lemas que ideas de gobierno? ¿O puede formarse, de aquí al año entrante, una izquierda moderna, atractiva para el gran centro votante, centro-izquierda, si un buen candidato se propone ganarlo, asegurar más que el PAN de salida o el PRI de regreso? No sé, pregunto. Lo que ya no sirve es la política oficial de hoy, concentrada en «la guerra» contra el narco comparada, ni más ni menos, a la defensa de la democracia por Churchill contra el nazismo. ¿Hay otra? Por supuesto y esto es lo grave. La insistencia en una política fracasada cuando hay políticas alternas razonadas y dignas de ser puestas a prueba. Me refiero, claro está, a la Comisión Global sobre política de drogas presidida por Fernando Henrique Cardoso, César Gaviria y Ernesto Zedillo, con el concurso de Joao Roberto Marinho, Mario Vargas Llosa, Moisés Naím, Sergio Ramírez y Alejandro Junco, entre otros. Tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública. Reducir el consumo mediante políticas de prevención y reprimir el crimen organizado, sí, pero como parte de una política paralela de descriminalización. Menos acciones penales, mayores alternativas al prohibicionismo, participación de un número creciente de organizaciones sociales y culturales: este no es un asunto que puede abandonarse al gobierno, a las agencias de policía y a las fuerzas armadas. Sólo en México: cuarenta mil muertos. Sólo en México: treinta y seis mil efectivos de la Policía Federal. ¡Tantos muertos como policías! El dolor y el agravio motivaron la gran marcha de Cuernavaca a la dudad de México. Como todos los eventos multitudinarios, corre el peligro de disgregarse. Nadie marcha todos los días, o por los mismos motivos. Es de esperar que la gran marcha se traduzca en un pacto político ciudadano permanente, que trascienda al sexenio calderonista, que sea asumido por el candidato fuerte y lúcido de una izquierda renovada, atractiva, capaz de proclamar para el gobierno las exigencias de la insurgencia civil. Esta debe mantenerse El siguiente gobierno debe atenderla. Calderón no es Churchill. El Chapo Guzmán no es Hitler. Calderón es legitimo presidente de México. Los narcos son criminales. La ciudadanía despierta y activa los supera a ambos. Envía En la opereta Landrú canta un personaje de Alfonso Reyes: «De los cuarenta para arriba, no te mojes la barriga». Con más de sesenta años, Dominique Strauss Kahn se mojó la barriga y fue a dar con sus huesos a una cárcel norteamericana Error, pecado y ofensa a una mujer. (Reforma)

Electoral

  • Carlos Loret.  Quiero violar mi ley.  En venganza contra los medios de comunicación por el papel que desempeñaron en la controversial campaña electoral de 2006, los partidos políticos más poderosos del país aprobaron en la reforma electoral de 2007 una medida que golpeó las finanzas de las empresas periodísticas y puso a debate el libre ejercicio de la libertad de expresión. En particular, fueron determinantes para la entrada en vigor de las nuevas reglas electorales algunos líderes relevantes, como Manlio Fabio Beltrones del PRI (en contra, por ejemplo, de Peña Nieto y Humberto Moreira), Santiago Creel del PAN (con el visto bueno del presidente Felipe Calderón) y el PRD con Los Chuchos por delante. Cada uno traía sus propios fantasmas: el PRI quería vengarse de los medios por la estrepitosa derrota de Roberto Madraza El PAN diagnosticó que López Obrador fue el candidato favorito de la televisión. Y el PRD, aún unido, curiosamente atribuía a los medios electrónicos su derrota por presuntamente haber favorecido a Calderón. Así que se juntaron para prohibir tanto la contratación de espacios publicitarios en los medios durante los tiempos electorales (ese fue el golpe a sus finanzas) como las campañas negras que critican a un candidato para ensalzar a otro (y esto, lo que abrió fue un debate sobre la libertad de expresión entre políticos, opinadores y ciudadanos). Con la bandera de «poner fin a la spotización de la política» ¡se repartieron gratuitamente 24 millones de spots anuales en todas las estaciones de radio y televisión! Esta incongruencia, detectada hace meses, sirve para rematar el contexto de la siguiente información: los que hace cuatro años promovieron esta polémica reforma electoral, hoy están desesperados ¡por darle la vuelta a la ley que ellos mismos cabildearon y aprobaron! El senador Beltrones Rivera sube spots a YouTube, pues internet no está regulado y busca que sean retomados en medios electrónicos como parte de la información del día. El senador Creel se ve con cada vez menos tiempo y todavía a una larga distancia en las encuestas, ya no digamos de Peña Nieto, sino hasta de López Obrador: quiere salir más en los medios, pero lo que dice no siempre es noticia de primer orden y por ello cabildea también para ganar espacios. El presidente Calderón está preocupado porque ninguno de sus aspirantes luce en las encuestas y ya no puede utilizar el método que empleó para vencer al tabasqueño en 2006: contratación de spots, con campañas negras. El perredista Alejandro Encinas, ahora en pos de la gubematura del Estado de México, intentó colocar anuncios espectaculares dentro del estadio de Ciudad Universitaria (que por cierto, está en el DF) en el marco de la final Pumas-Morelia, con el objeto de que salieran en las tomas de la transmisión televisiva con tan alta audiencia. Y como ellos, muchos otros a todos los niveles. ¡Qué bonito! *****SACIAMORBOS.  Los del tercer lugar, en la elección de este año, tienen un solo objetivo en mente: llegar al segundo sitio. Los que promovieron la reforma contra la «spotización» de la política hoy están desesperados ¡por dar vuelta a la ley que ellos mismos aprobaron!  (La Razón)

Oaxaca / Chantaje

  • Ricardo Alemán. El cártel de Oaxaca. La terca realidad volvió a Oaxaca. Y conste que el PRI ya no está en el gobierno estatal; que Ulises Ruiz fue echado por la fuerza del voto y que, la cacareada alternancia en el poder, es contundente e inobjetable. Pero lo cierto es que parece que de poco le ha servido a Oaxaca la llegada de un gobierno apoyado por el PAN, el PRD, el PT y Convergencia; de poco ha servido la llegada de un gobernador como el ex priista y perredista Gabino Cué, y de nada sirvieron el oro y el moro ofrecidos. ¿Por qué? Porque la terca realidad confirmó que el problema de Oaxaca no era sólo el PRI, sino que son las mafias políticas —como la del magisterio— que se apoderaron de esa entidad. Y es que en Oaxaca se siguen cometiendo los crímenes políticos de siempre; campea la impunidad oficial de siempre; la educación pública sigue siendo una grosera ficción, se sigue matando al turismo, al empleo y a las empresas y, por si fuera poco, la mafia política que tiene sometido al estado de Oaxaca no sólo sigue llevando a la ruina a la entidad, sino que se trata de una mafia intocable, capaz de toda clase de crímenes políticos y sociales, sin que ninguna autoridad pueda hacer nada para combatirla y sancionarla. ¿A cuál mafia nos referimos? Por absurdo que parezca, y por increíble que resulte, la mafia que tiene sometido al estado de Oaxaca no pertenece a Los Zetas, tampoco al cártel del Chapo y menos al del Golfo. Tampoco es una célula de La Mano con Ojos. No, la mafia que lleva a la ruina económica, educativa, política y social a Oaxaca es la del magisterio, la insaciable Sección 22 del SNTE, cuyos dizque maestros —verdaderos criminales sociales— son responsables de buena parte de la tragedia que vive esa entidad. En Oaxaca, los maestros no enseñan y menos educan; la educación no significa ampliar las libertades y menos salir de la pobreza, y la escuela nunca ha sido símbolo de progreso. En Oaxaca, los maestros de la Sección 22 promueven el atraso educativo, estimulan la pérdida de ciclos escolares y son ejemplo vivo de corrupción, depredación, saqueo económico y chantaje social. Y, con todo ello, condenan a la miseria de por vida a millones de oaxaqueños. Pero, además, en Oaxaca los constantes paros magisteriales llevan a la ruina la economía local; paralizan el comercio, expulsan la industria, aplastan el turismo y desalientan la inversión. Y es que en Oaxaca el gobierno formal, el de Gabino Cué, parece una suerte de autoridad de papel, porque la realidad es que manda la mafia del sindicalismo magisterial, cuya fuerza, capacidad de movilización, ambición sin límite y profunda irresponsabilidad, han sumido al estado, no sólo en la mayor crisis económica, de pobreza, atraso educativo, social e impunidad, sino en una ingobernabilidad intolerable para todo el Estado mexicano. Y si hay dudas, basta ver y escuchar la manera penosa, lamentable y hasta vergonzosa —intolerable para un Estado democrático— en que la máxima autoridad de Oaxaca, el gobernador Gabino Cué, se refiere a los mafiosos de la Sección 22. El gobernador aliancista, Gabino Cué, solapa, casi suplica, trata con algodones a los mafiosos que han pateado a funcionarios públicos, paralizado por años la educación y llevado a la ruina al estado más pobre del país. Y si Gabino Cué es incapaz de cuestionar a esos mafiosos, le tiembla la mano para perseguirlos legalmente. En Oaxaca el magisterio es lo más parecido a un cártel criminal: son intocables y tienen de rehén al gobierno estatal. ¿Y quién será capaz de poner un alto? Nadie, porque el de Oaxaca, igual que el de Sinaloa y Puebla, son los gobiernos ejemplares. Al tiempo. (Excélsior)
  • Pablo Hiriart. Oaxaca, regresa el chantaje. Otra vez el magisterio de Oaxaca dejó sin clases a un millón 300 mil estudiantes de manera indefinida, instaló campamentos en el Centro Histórico de la capital estatal y vienen delegaciones al DF a hacer ruido con demandas imposibles de cumplir. Exigen anular en México la Alianza por la Calidad de la Educación, que en su estado no se aplica porque ellos no quieren. Los maestros de esa entidad siguen sin evaluarse y las plazas vacantes no se someten a concurso. Han rechazado también la prueba Enlace, porque se niegan a que los alumnos oaxaqueños sean evaluados. Desde luego, piden más dinero porque, aseguran, son el estado más marginado del país. En efecto, son los últimos en desempeño educativo. Los profesores de la sección 22 tienen un ausentismo promedio cercano al 50 por ciento de los días que deben trabajar. Los maestros trabajan, oficialmente, 200 días al año, pero en realidad asisten al aula 110 días, según informe de la Suprema Corte. En sueldo, cobran al año 500 días trabajados. Dentro del pliego petitorio incluyen demandas que no les pueden resolver ni el gobierno local ni el gobierno federal. Gabino Cué ha dicho que está “con la lucha de los maestros”. ¿Con cuál lucha? Es incompatible ser gobernador de Oaxaca y estar del lado de los maestros que le tomaron el Centro Histórico y le exigen lo imposible y lo inconveniente para ese estado y para el país. Cué tiene un conflicto de lealtades: los maestros estuvieron con él en la alianza que lo llevó al gobierno. Se puso del lado de ese sindicato violento y chantajista cuando gobernaba el PRI. La sección 22 le sirvió para llegar adonde está. Y ahora que gobierna él, le hacen lo mismo. El domingo respondió al pliego con una oferta de mil 500 millones de pesos para regularización de personal, infraestructura educativa, becas, uniformes, becas, útiles… y lo rechazaron. Son mil 500 millones de pesos del erario de un estado pobre, y se les hace poco. Ellos quieren ese dinero directo a sus salarios. Cien por ciento de aumento, aparte del incremento que ya obtuvieron en la negociación nacional. Desde luego, quieren dictar la política educativa del país. Aunque en Oaxaca no han dejado entrar la Alianza para la Calidad Educativa, exigen su abolición en todos los estados de la Federación. Le quieren imponer el gabinete a Gabino Cué. No les gusta la secretaria de Gobierno y otros funcionarios, y exigen su remoción. En el centro de esa tormenta están atrapados un millón 300 mil niños y adolescentes de Oaxaca. Están en esas manos, cuando tienen clases y cuando no las tienen. Así, el presente y el futuro están perdidos. (La Razón)

Responsables / Internautas

  • Leo Zuckermann. Gobiernos responsables. En nuestro sistema político no sabemos con certeza quién es el responsable de los buenos o malos resultados del gobierno. Desde 1997 en que ha habido gobiernos divididos en México (el partido que controla el Ejecutivo no ha tenido mayoría en alguna de las dos cámaras legislativas) se ha complicado muchísimo la posibilidad de sacar adelante la agenda del gobierno en turno. Tomemos el caso actual. ¿A quién le echamos la culpa los mexicanos de que no haya reformas trascendentales que aceleren el desarrollo económico nacional? El PAN argumenta que la culpa es de la oposición, sobre todo el PRI, que bloquea sus propuestas en el Congreso. El PRI dice que la culpa la tiene el Ejecutivo panista que no sabe ni gobernar ni negociar. El PRD le echa la culpa a los otros dos partidos por igual. ¿Quién es el responsable, entonces, de los fracasos o aciertos de nuestro gobierno? Por eso me gustan más los sistemas parlamentarios: porque ahí sí queda claro quiénes son los responsables de lo que está sucediendo. Es el partido o la coalición de partidos que tiene la mayoría en el Parlamento para elegir al Ejecutivo. Tomemos el caso de España. Tras las elecciones generales de 2008, José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido presidente del Gobierno por la Cámara de los Diputados. A su favor votaron 169 parlamentarios de su partido, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En contra votaron 158 diputados opositores y se abstuvieron 23. Se trata de una mayoría endeble, pero que no deja dudas: si al gobierno le va bien, pues hay que premiar al PSOE en la próxima elección; si al gobierno le va mal, pues hay que castigarlo. Es precisamente lo que ocurrió el domingo pasado en los comicios locales en aquel país. El electorado salió a castigar al partido gobernante. El principal partido opositor de España, el Partido Popular (PP), arrolló al PSOE. Ganó la mayoría de los gobiernos autonómicos y municipales. El mapa de España se pintó de azul. Una verdadera debacle para el partido de Rodríguez Zapatero que obtuvo el menor porcentaje de votos desde que regresó la democracia al país ibérico. En diez meses habrá elecciones generales para renovar al Parlamento y el Gobierno españoles. Los resultados de los comicios del domingo, así como todas las encuestas, demuestran que el electorado va a sacar al PSOE del poder. Desde hoy se da por descontada la victoria del PP. De hecho, el líder de este partido, Mariano Rajoy, ya está pidiendo que Rodríguez Zapatero renuncie de tal suerte que se adelanten las elecciones. Es evidente que la ciudadanía de ese país ha castigado al PSOE por la mala gestión del gobierno ante la crisis global que comenzó en 2008. Y es que España no ha logrado recuperarse del todo de la recesión mundial, como sí lo han hecho otras naciones, incluido México. La tasa de desempleo española sigue en niveles muy altos, de 21%, cuando el promedio en los países de la Unión Europea es de 9.5 por ciento. Los españoles le cobraron la factura al gobierno socialista. No han tenido ninguna duda de quién es el responsable de lo mal que está el país. Ahí el elector tiene claro a quién hay que premiar o castigar por los buenos o los malos resultados. No así en México donde un partido controla el Ejecutivo (el PAN), otro la Cámara de Diputados (el PRI) y ninguno la Cámara de Senadores. Aquí los electores no sabemos quién es el causante de lo bueno o de lo malo. Cuando hay algo positivo, todos los políticos apuntan su dedo hacia su persona. Cuando hay algo negativo, lo apuntan hacia el de enfrente. Y nuestro sistema político permite, y hasta promueve, esta confusión donde todos son responsables de lo bueno y nadie de lo malo, lo cual es imposible en un régimen parlamentario como el español. (Excélsior)
  • Ricardo Monreal. Los (anti)partidos Facebook y Twitter. Con 35 millones de internautas, hastiados en su mayoría de la inseguridad, el desempleo y la corrupción política, no debe extrañarnos si la rabia árabe y la indignación española acampan un día de estos en las principales plazas de las ciudades mexicanas. Hace dos décadas, durante el boom de futurólogos y prospectivistas del tercer milenio (de Alvin Toffler a Peter F. Drucker, pasando por John Naisbitt y Francis Fukuyama) se publicó una obra de singular actualidad. En el Diccionario del siglo XXI, Jacques Attali define así a los partidos: “Primero reunión de ciudadanos en torno a un proyecto, convertido luego en asamblea de militantes en torno a un programa, después reunión de partidarios en torno a un candidato. No tendrán ya ninguna utilidad para la democracia cuando ésta se haya desplazado desde la jerarquía a la red. Aparecerán otros modos de canalizar los deseos individuales hacia ambiciones colectivas”. “Red: Todas las organizaciones políticas, económicas, militares, sociales, culturales, tecnológicas, pasarán de la jerarquía a la red, conjunto de nudos interconectados, laberintos… Para establecerse en red, estos organismos deberán ante todo reducir sus niveles jerárquicos y multiplicar las comunicaciones transversales. Ciertas instituciones están peor preparadas que otras para conseguirlo. Por ejemplo, si el mercado es por naturaleza una red, la democracia en cambio es un sistema jerárquico. Esta sólo tendrá cabida en la red si deja de ser delegación de poder y, como en cualquier otra red, nadie se encuentra en la cima o en el centro. Eso equivaldrá sobre todo a transformar los partidos en redes de solidaridad en vez de los instrumentos de acceso al poder que son ahora. Después, al hacerse más complejas, las redes volverán a convertirse en jerarquía, pero esta vez del saber navegar”. Estas “redes de solidaridad” del siglo XXI que están rebasando aceleradamente a los partidos de masas del siglo XX, que trastocan los sistemas jerárquicos de representación tradicional del poder político, al grado de derrocar gobiernos en Medio Oriente, y que están acelerando la transición hacia la democracia participativa directa, al grado de poner en jaque sistemas parlamentarios de gobierno como el español, son muy populares entre los nuevos electores y ciudadanos; las más conocidos y populares son Facebook y Twitter, que en sus páginas de presentación, además de presumir los millones de seguidores en el mundo, podrían consignar el siguiente beneficio colateral: “Hacemos más libre y real la democracia; somos una herramienta útil para tirar tiranos y revocar mandatos de gobiernos insensibles”. Si los partidos son producto de la sociedad industrial de masas, las redes sociales son hijas de la sociedad de la información personalizada y del conocimiento colectivo. La expansión horizontal de las redes choca con la construcción vertical de los sindicatos, las corporaciones privadas, los ejércitos y los gobiernos. En el caso de los partidos, los seguidores sustituyen a los militantes y camaradas, el “chat” a la asamblea y al Comité Central, el blog y el portal al diario oficial, los trending topics a las arengas y consignas partidarias, el mensaje de 140 caracteres al “rollo” discursivo de 140 hojas y el ciberespacio a la plaza pública. Aunque habrá un punto donde partidos y redes sociales podrán entrelazarse, hoy por hoy las redes son antipartidos, antidictaduras y antijerarquías…, sin proponérselo. La revolución de Egipto se fraguó durante dos años en Facebook; cuando Mubarak se dio cuenta, ya estaba enredado. La revolución de Túnez se armó viralmente en tres meses a partir de un video en Youtube que mostraba a un joven vendedor ambulante, Mohamed Buazizi, prenderse fuego en protesta por la represión policiaca y el desempleo; cuando Ben Ali quiso reaccionar, ya estaba atrapado en la red. Las protestas del pasado fin de semana de los jóvenes españoles “indignados”, se armó en tres semanas en Facebook y Twitter para protestar por el desempleo, la corrupción, los políticos y los banqueros, enredando al partido gobernante, el PSOE, a mitad de las elecciones. En México, con 35 millones de internautas; 61 por ciento utilizando regularmente una red social; una tercera parte de jóvenes de entre 12 y 17 años; con un promedio de tres horas al día en internet; hastiados de la inseguridad, el desempleo, la corrupción política y la falta de oportunidades; no debe extrañarnos si la rabia árabe y la indignación española acampan un día de estos en las plazas de las principales ciudades mexicanas. Cuando esto suceda habrá que dar la bienvenida, sin regateos, a la democracia participativa directa, con sus candidaturas ciudadanas, plebiscito, referendo, iniciativa ciudadana, revocación de mandato y urna electrónica, e ir despidiendo a la partidocracia, al presidencialismo a ultranza y a otras instituciones fallidas de la democracia representativa mexicana. De lo contrario, gobierno, políticos y empresas monopolistas, podríamos amanecer un día enredados.  (Milenio)

 

Seguridad/Economía

  •  Jorge Fernández. La seguridad se entrelaza con la economía. Luego de las pláticas y el intercambio de experiencias que tuvimos esta semana pasada en la isla de Comandatuba con empresarios de toda América Latina, es evidente que no sólo, como aquí señalábamos, existe la percepción de que esta década será fundamental para el futuro de la región y que se dan condiciones más que idóneas para garantizar un crecimiento sostenido, sino que también el tema de la seguridad, que en ocasiones fascina y en otras se le teme, será, sin duda, una condición para que ese desarrollo se dé en forma sustentable. El temor no es la seguridad pública en sí, sino el crimen organizado. Y es evidente que a las experiencias, duras, difíciles, de México y Colombia, se están uniendo las de Centroamérica, cuyos países parecen desbordados por el narcotráfico (y en algunos casos con evidentes complicidades gubernamentales, como en Nicaragua) y Venezuela, donde pareciera que las autoridades simplemente y desde hace tiempo han dejado de perseguirlo e incluso están profundamente involucrados en él. Brasil, al igual que Argentina (y me decían algunos empresarios que cada vez más Chile) son naciones con un muy alto consumo de drogas: se consiguen con facilidad, son cada día más baratas y el mercado se expande entre los jóvenes, sin resistencias. Por lo menos en Brasil y Argentina no se termina de asumir que esa venta de drogas irá de la mano con el crecimiento de la delincuencia organizada. La solución, aplicada sobre todo en Río de Janeiro (donde los próximos Juegos Olímpicos y el Mundial de Futbol saben que serán oportunidades irrepetibles para consolidar la ciudad y el país, pero también donde no se pueden dar el lujo de tener problemas graves de seguridad), pasa por una actitud muy permisiva hacia la droga: la idea es que mientras se venda droga y no se cometan otros delitos, no habrá una intervención policial fuerte. Cuando esos delitos asociados se cometen, los golpes, dicen, se dan con eficacia. Incluso cuentan con dos policías: una suerte de SWAT (retratada en las dos películas tituladas Tropa de élite) y la otra de proximidad ciudadana, que entra en operación después del grupo de combate para restañar las heridas sociales. Aseguran expertos brasileños que el mecanismo les ha funcionado eficientemente. Hace unos meses en Argentina me decían algo similar. No es muy diferente a lo que se hizo primero en Colombia y luego en México. La pregunta es qué se hace cuando esos cárteles o grupos criminales comienzan a crecer y a establecer primero espacios propios de poder y control territorial y luego, como consecuencia de lo anterior, se dan las luchas entre las organizaciones criminales. Eso ya ha comenzado a suceder en las favelas de Río de Janeiro y los golpes de las autoridades, aparentemente, han sofocado la situación. Sin embargo, los grupos criminales siguen creciendo porque tienen demanda interna, que les da recursos, pero sobre todo porque cada vez más desde Río, y en menor medida desde Buenos Aires, se está abasteciendo buena parte de la cocaína que se envía a Europa, en la mayoría de los casos vía África (un vuelo de Brasil a África se puede realizar en cuatro horas). Y la cocaína está de moda, está aumentando su precio y se está instalando en forma muy acelerada en Europa (paradójicamente, en Estados Unidos está siendo reemplazada cada vez más por las drogas sintéticas), mientras que cada vez más países, sobre todo de la costa atlántica de África, están algo más que penetrados por el crimen organizado.  ¿Cuándo esos grupos aumenten su poder económico y social se podrán seguir manejando los mismos paradigmas actuales, de mantener una situación de cierta tolerancia y de deslindar el consumo interno con el tráfico internacional? Me parece difícil y que es un recorrido que ya han hecho Colombia y México, con resultados muy costosos para la sociedad y sus economías. El tema ahí está y sobrevuela las previsiones muy optimistas que abarcan a casi toda la región. En el caso de México, parece ser inevitable que se profundice el enfrentamiento con los grupos criminales para retomar el control y la agenda de seguridad al mismo tiempo que se fortalecen las instituciones del área. Pero todos sabemos que esa institucionalización está más que rezagada, no necesariamente por falta de un buen diagnóstico o de recursos, que los hay, sino por decisiones políticas y legislativas que no terminan de otorgarle al Estado ese andamiaje institucional imprescindible. Paradójicamente, no se acaba de comprender que en esta década, que dicen que será tan promisoria, los costos políticos que se paguen ahora en el tema de la seguridad serán los que se van a cosechar en el futuro en el comercio y la economía. Y no será la administración de Calderón la que los capitalizará. Debería alcanzar para actuar con mayor celeridad y consistencia. (Excélsior)

 Terror

  • Antonio Navalón. México: Estado de terror. En la guerra-no guerra de Calderón, la mezcla de conceptos y la confusión de origen empiezan a ser un peligro para todos. Para Calderón es un orgullo decir en Las Vegas que los únicos shots que hay en México son de tequila, olvidándose de los 40 mil muertos que llevamos y de la inacabable procesión de sufrimiento que nos invade. No sólo para los narcos, que eligieron un camino que puede terminar en la muerte, sino también para los nuestros —los miembros del Ejército y la marina, los policías honestos y aquellos que han perdido un familiar. Además de lo desafortunado de las expresiones presidenciales, lo que más llama la atención es cómo entiende Calderón su éxito en esta guerra-no guerra. El michoacanazo que pasó —como casi todo en México— sin más trasfondo que afectar a algunas personas, a unas siglas y desaparecer sin delincuentes reales, debería habernos enseñado que la guerra y los conflictos deben solucionarse haciendo prevalecer las leyes. El michoacanazo debe poner el foco sobre una situación que, a mi parecer, se va volviendo intolerable y que marca lo que denomino como el imperio del terror. De Robespierre a la fuerza del Estado de Calderón, primero el espectáculo y después el derecho. Hay una serie de gobernadores señalados por actitudes presuntamente delictivas o casi traiciones al Estado. Por todo el país un día circula —en forma de rumor aterrorizante— algo que señala la inmediata detención de Eugenio Hernández —ex gobernador de Tamaulipas—, otro día algo sobre Ismael Hernández —ex mandatario de Durango—, otro los cheques de Fidel Herrera, otro González Paras. El sueño que hará posible no entregarle la presidencia al PRI es sacarlos esposados de la sede del tricolor. En caso de que el Estado mexicano, a través de la PGR, tenga información que le permita saber, aunque aún no esté perfectamente instruido el caso, que esos gravísimos delitos se han producido, ¿qué espera? ¿Una mejor situación de coyuntura electoral para proceder? Nuestra Constitución nos protege a todos, incluso al Ejército que está en las calles sin respaldo legal. También protege a los del michoacanazo, pero a quienes no protege es a las autoridades que ordenaron su detención sin poder probar que eran criminales. ¦ Si son culpables que paguen y, si no, ¿quién protege sus derechos? ¿Quién le dirá a Calderón que lo mejor de Eliot Ness no fue que mató a Capone en un enfrentamiento sino que lo condenaran por evasión de impuestos? Aquí es donde está el peligro troncal del hoy, mañana y del día después del sexenio: se olvidó la legalidad. Cuando las armas rugen es difícil ser legal, más cuando desde el principio no hubo ley de seguridad nacional que acompañara la actuación de las Fuerzas Armadas. ¿De qué se trata: de matarlos, de exhibirlos en los noticieros de televisión, de hacer montajes? Después de eso, ¿quién los investigará, condenará y demostrará que efectivamente los malos son malos y que no sólo mueren o son detenidos eri el prime time televisivo de la telecracia mexicana, sino que un sistema judicial, solvente y serio, demostró que eran lo que se dice? Sin duda esto desencadenará una reacción que afectará no sólo a las víctimas y a sus padres —caso Javier Sicilia—, sino a todos. Si de lo que se trata es del terror, de destruir nuestra vida poniéndonos unas esposas simplemente porque se tiene la certeza moral, pero no la seguridad jurídica, entonces, ¿qué impedirá que lo detengan a usted o a mí? La realidad es que no sólo se está acabando con los jefes de los cárteles —lo cual aplaudimos— o se persigue a los peores elementos de la sociedad mexicana, sino se está reduciendo a cenizas el entramado legal de garantías constitucionales, y frente a eso habrá que saber qué espera el Estado para proteger a los ex gobernadores priístas y a sus familias por sospechas de actos ilícitos, porque aunque crean que son4elincuentes, si no lo pueden probar, tampoco tienen derecho de matarlos todas las mañanas con la duda permanente del reino del terror. (Universal)

Jugada

  • Ciro Gómez Leyva. Nuestros jueces no se meten cocaína. Le salió la jugada a Juan Miguel Alcántara Soria. Hace ocho días sacó las bocinas al patio para que se oyera fuerte que sólo 52 por ciento de los altos mandos policiacos de los gobiernos estatales se habían sometido a los exámenes de control del gobierno federal. Dos o tres gobiernos patalearon. La mayoría comprendió que lo mejor era evaluarse. De aquel lunes al de ayer, el porcentaje pasó de 52 a 63 y, al parecer, seguirá creciendo. Muy bien, felicidades, pero qué pasa con otros cargos cruciales. Jueces y magistrados, por ejemplo, le pregunto a Alcántara Soria, secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. —El Poder Judicial tiene también que revisar ya sus esquemas, me parece que tiene que participar en estas evaluaciones —responde sin titubear. —Me parece, debía ser… ¡Cómo que le parece! —Eso se tendría que legislar. Yo estoy de acuerdo en que el Poder Judicial debe adoptar alguno de los esquemas de profesionalización y control de confianza. —¿Ya lo habló con los ministros? —Lo abordé con el Consejo de la Judicatura cuando fui subprocurador de Asuntos Jurídicos e Internacionales. —¿Qué le decían? —Son reacios. No quieren someterse, pero creo que hay que seguir hablando con ellos para que hagan la reforma legal que se necesita. —¿Por qué son reacios? —El Poder Judicial se ve a sí mismo de una manera y con unas cadencias muy distintas a las del Ejecutivo. Son más conservadores, sin lugar a dudas. En buen romance, los jueces, magistrados y ministros son una casta a la que no se puede tocar con un polígrafo. Una aristocracia que no se percude en el lodazal, no dice mentiras ni jamás se mete cocaína. O qué. (Milenio)

General / Viajeros

  • Joaquín López-Dóriga. La muerte de un general. El último día de abril, el general de división DEM Jorge Juárez Loera dejó la tercera posición más importante en la Secretaría de la Defensa Nacional: la Oficialía Mayor, cargo sólo por debajo del general de 4 estrellas y de su subsecretario. El divisionario, que llegó a ese cargo en 2008 tras jefaturar la Operación Conjunta Chihuahua, que además de ese estado abarca Coahuila y Durango, había sido inspector y también contralor mayor del Ejército, sólo por debajo del cuarto escalón en importancia, que es el jefe del Estado Mayor de esa secretaría. El pasado 8 de mayo, el general Juárez Loera cumplió 65 años, barrera insuperable para dejar el servicio activo. Una semana antes, el 1 de mayo, terminó su cargo como oficial mayor, y una semana después, el día 16, se formalizó su paso a retiro. Para el 1 de mayo, el Presidente de la República había aprobado la designación del general de división Roberto Miranda Sánchez, como nuevo oficial mayor de la Sedena, en su reemplazo. Miranda Sánchez es el primer ex jefe del Estado Mayor Presidencial (Zedillo, 1994-2000), que llega a un cargo de ese nivel en esa secretaría. El sábado pasado, a cinco días de su retiro, vestido de civil, el general Juárez Loera manejaba su auto por uno de los circuitos de Ciudad Satélite. Iba solo, cuando fue muerto de un tiro en la cabeza que le dispararon unos sujetos que huyeron. Hasta ahora hay dos versiones: la ejecución y la discusión por un incidente de tránsito. El caso fue atraído por la PGR para evitar suspicacias, porque, sea lo que sea, siempre es grave que maten a un general de división, y peor en estos momentos. De ahí la necesidad, urgente, de aclarar el móvil y darlo a conocer de inmediato y con toda transparencia. Los principales interesados en ello son el mismo Ejército y su comandante supremo, que vive en Los Pinos. *****Retales. 1. PALCO. El domingo, el palco de la rectoría en CU tuvo casa llena: Marcelo Ebrard, Patricia Espinosa, José Antonio Meade, de los habituales, Daniel Karam, los gobernadores de Yucatán y Tlaxcala. Unos minutos antes de la coronación, el doctor Juan Ramón de la Fuente dejó su platea para pasar al palco a felicitar a su sucesor, el rector José Narro, y se retiró con toda discreción; 2. CORDERO. La estrategia electoral del presidente Calderón pasa por cuatro secretarios: Ernesto Cordero, Alonso Lujambio, Javier Lozano y Heriberto Félix: tres declinarán a favor del predilecto, Cordero, siempre y cuando vaya arriba en las encuestas, en las que hoy destaca Lujambio; y 3. TIEMPO. Pero mientras Cordero no se defina públicamente, nadie cederá, nadie puede declinar a favor de quien no se ha manifestado, lo que esperan para septiembre, ya con Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos redactados. (Milenio)
  • Héctor Aguilar Camín. Preguntas de aeropuerto. Como tantas cosas, pero quizá con mayor elocuencia para el viajero, los aeropuertos hablan de la calidad de las ciudades donde están. La gran remodelación del aeropuerto de Barajas, en Madrid, fue entre otras cosas un manifiesto urbanístico y arquitectónico de la modernidad española, ahora bocabajeada por la crisis. A principio de los 90, uno podía anticipar el horizonte de desarreglo urbano e inseguridad publica que privaban en Manhattan, por el mal humor rutinario de los agentes de migración y el mal estado del aeropuerto JFK. En la ostensible mejora de los aeropuertos de diversas ciudades de provincia está el espejo de la extraordinaria vitalidad regional de México. Uno puede medir la expansión urbana del Caribe mexicano, mirando la expansión del aeropuerto de Cancún. Hago estas disquisiciones tangenciales para llamar la atención sobre las molestias absurdas y las revisiones sin sentido, ni explicación, a que son sometidos los viajeros que llegan en vuelos internacionales a la Ciudad de México (No se diga si los vuelos vienen de Colombia). Es particularmente ociosa la molestia terminal que se impone a los viajeros para pasar la inspección de aduanas. Esa rutina obliga a cargar y poner todas las maletas en la banda del escáner y luego a cargarlas y bajarlas de nuevo antes de sortear el azar del botón verde o rojo para ver si las maletas han de ser revisadas o no. En caso de que le toque el rojo, los viajeros deben subir de nuevo sus maletas a las mesas de inspección. Como una prueba personal de la vaciedad de este trámite, suelo poner en la forma aduanal un nombre falso y un número de pasaporte inventado. Nunca he sido reconvenido por ello. Confieso el hecho aquí como un indicio de la trivialidad burocrática a que son sometidos los viajeros. Las aduanas hacen como que revisan pero los pasajeros pagan todas las molestias reales que pide la ficción revisora. Me gustaría saber qué gran contrabando o qué gran decomiso de mercancía tóxica o criminal se ha hecho por este procedimiento en un aeropuerto cuya vieja fama pública es que pasa por él todo lo que tiene la previa complicidad de las distintas agencias que revisan a los pasajeros ahí. La verdad no sé por qué se concentran en revisar a los pasajeros en vez de concentrarse en lo que realmente saben de sus propias redes de tolerancia y complicidad con los portadores de lo prohibido. Me gustaría, como viajero, que las autoridades del aeropuerto nos explicaran por qué, para qué y con qué frutos reales imponen a todo el que entra tantas rutinas revisoras dignas de un (ineficiente) Estado (semi) policiaco. ¿No podrían hacer la vida de los viajeros más fácil, su vigilancia más efectiva y la experiencia de llegar a la Ciudad de México menos inútilmente burocrática y desagradable? (Milenio)

Hummers

  • Federico Reyes Heroles. ¿»Hummers» o seguridad?. La violencia y la inseguridad ahogan al país. Hay ciudades enteras que están fuera de control y la imagen externa de México se desquebraja. Especular sobre qué otras opciones hubiera tenido el gobierno federal es un poco ocioso. Que si Calderón se lanzó sin estrategia, que si el último capítulo de la historia tiene que pasar por la legalización de los estupefacientes o que la falta de coordinación del equipo presidencial es responsable del alborotado avispero son, a estas alturas, meros ejercicios intelectuales. El hecho es que tenemos que rascamos con nuestras propias uñas y por lo menos domeñar a quienes agreden a la sociedad y al Estado entero. Calderón entregará el poder en un año y medio. Nada indica que para entonces tendremos un mejor panorama. Lo más probable es que el número de muertos por los enfrenamientos ascienda que ronde los 60 mil. Es la peor situación que hemos vivido desde quizá la Guerra Cristera La proliferación de las bandas locales se ha vuelto exponencial. El gobierno federal reclama a los estados acción, pero el hecho concreto es que, salvo el Distrito Federal, todas las entidades tienen un déficit muy serio de policías. Los efectivos son pocos en relación con los habitantes, por lo general están mal capacitados y mal equipados. Entonces no sólo es una cuestión de estrategias federales sino también de dineros. La semana pasada la OCDE dio a conocer un documento en el cual recomienda a nuestro país acabar de una vez por todas con los subsidios a los diferentes energéticos. La cifra es monstruosa, asciende a 170 mil millones de pesos. El secretario Cordero de inmediato salió a respaldar la posición, lo cual suena muy bien. De hecho ya estamos inmersos en una trayectoria de aumentos a los combustibles para terminar con la brutal deformación. Pero también es una realidad que hasta hoy el subsidio sigue siendo monstruoso. Mientras en Alemania se pagan casi 27 pesos por litro de gasolina o más de 20 en Francia, Italia, Reino Unido, España y Japón; y más de 10 en India, Canadá, Chile, China o incluso Guatemala, en México seguimos en un dígito, 9.16; Brasil, productor serio de petróleo, cobra el equivalente a más de 19 pesos. Como se ve hay de todo en la lista: países ricos y pobres, industrializados y en vías de desarrollo. ¿Por qué México derrocha energéticos en un acto de irresponsabilidad económica, social y ecológica? Se trata del subsidio más oneroso que equivale a varias veces el presupuesto de programas como Oportunidades que atiende a varios millones de mexicanos en pobreza Si lo comparamos con la inversión en ciencia y tecnología o en educación superior, nos ponemos a llorar. ¿Quién es el beneficiario? En principio aquellos que consumen más energía y los que la desperdician. Los usuarios de focos no ahorradores y de automóviles de altísimo consumo energético, no por necesidad, sino por gusto. Defenderé su derecho a ejercer su gusto, pero no a costa de menos escuelas o policías. El asunto subleva al sentido común. Se alega a favor del subsidio que eliminarlo generaría inflación. Es claro que un primer impacto de la corrección en los precios provoca presiones inflacionarias. Pero también es evidente que hay muchos países con precios realistas en sus combustibles que no padecen de inflación. Supongamos, como dicen algunos estudiosos, que el impacto inflacionario fuera medio punto porcentual en los primeros años, valdría la pena preguntar a los ciudadanos si no estarían dispuestos a pagar más por la gasolina de sus automóviles o la electricidad de sus casas y comercios con tal de vivir en un país seguro. Porque ése es el dilema que está detrás: este país agobiado por los problemas de inseguridad que afectan a decenas de ciudades y a decenas de millones de habitantes no está gastando en seguridad lo que debiera Va de nuevo, por un lado subsidiamos el desperdicio de energéticos en todas sus vertientes y por el otro vemos a diario cómo las bandas y subbandas de delincuentes se apropian de barrios, colonias, ciudades y secuestran al Estado mismo. Si aplicásemos la mitad del subsidio a energéticos a seguridad, duplicaríamos el presupuesto dedicado a ese fin. El subsidio a los energéticos es más o menos el doble de todos los dineros gastados en el Sistema Nacional de Seguridad Pública La inseguridad ha costado la vida de miles de ciudadanos, el trauma psicológico de cientos de miles de familias, la crisis económica de infinidad de municipios e incluso de estados completos. De Ciudad Juárez o Tijuana a Acapulco. Es difícil de entender la lógica que rige. Jorge Castañeda señala en Mañana ó pasado (recomiendo su lectura) que hay misterios del ser nacional -si es que algo así existe- que son indescifrables. Pero hay un mínimo de sentido común, de sentido de supervivencia que debiera imperar. Estoy cierto de que etiquetando los recursos no habría resistencia a un aumento más radical. ¿Más seguridad o más Hummers subsidiadas?, ése es el dilema (Reforma)

 

 

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